Dimensiones

Si bien la monocromía de un objeto permite la evaluación exacta de sus propiedades físicas de dimensión y volumen, la policromía puede alterar la percepción de dichas propiedades. Cambios en el tono, valor o croma pueden originar contradicciones entre las dimensiones reales y las dimensiones aparentes de la arquitectura, lo que se refiere no sólo al objeto construidos en sí mismo sino a la relación de distancia que se establezca con respecto a otros objetos coloreados. El color interfiere en la relación de proporción entre sus distintas medidas (alto, ancho, largo); su valor respecto a un elemento de referencia (escala) y la distancia a otros cuerpos (distancia).

Los manuales de diseño con color en la arquitectura suelen reseñar la capacidad del color para interferir en la dimensión de los objetos y espacios. Tal es el caso del texto de Peter Harten, quien recomendaba en los años sesenta:

“(…) Un techo alto y una pared que parezcan muy distante parecerán, respectivamente, más bajos y próximos cuando son pintados con un matiz cálido; un techo bajo o una habitación de proporciones pequeñas parecerán, respectivamente, más altos y amplios si se les pinta con matices fríos. (Hayten, 1960)

Lois Swirnoff lo demuestra empíricamente mediante una serie de experimentos con modelos reales a escala, que permiten confirmar la influencia decisiva que los colores tienen en la organización de los objetos en el espacio:

“Esta serie de experimentos demuestran que el color puede tener una influencia significativa en la percepción de los objetos en el espacio. El marco de referencia es el factor menos influenciado; ya que significativamente determina la localización. Pero el tamaño, la distancia, la proximidad, la superposición y contigüidad se ven influenciadas por el tono, y cuando se observan con un solo ojo, el color puede ser el factor predominante en la organización de las agrupaciones de los objetos en el espacio” (Swirnoff, 2003, p. 90).

Dos cubos de igual tamaño y luminosidad, con tono azul y rojo respectivamente. Cuando están lineados en un plano horizontal, hay una fuerte tendencia a que el cubo rojo avance respecto al azul. El fenómeno es aún mayor si el cubo azul se ubica más elevado.

Dos cubos de igual tamaño y luminosidad, con tono azul y rojo respectivamente. Cuando están lineados en un plano horizontal, hay una fuerte tendencia a que el cubo rojo avance respecto al azul. El fenómeno es aún mayor si el cubo azul se ubica más elevado.

Swirnofff demuestra que el tono del color tiene, en si mismo, una característica espacial, una profundidad. Lo que asegurara J. Albers respecto al plano pictórico, ella lo ha investigado a nivel de las tres dimensiones:

“(…) [Mi equipo de investigación y yo] estudiamos los efectos del color en la profundidad espacial y la distancia en el dibujo y en la escala arquitectónica, concluyendo que el color (tono) es de forma inherente espacial, y que cada tono espectral difiere en su naturaleza espacial. Un punto fundamental que todavía no está explicado en los sistemas de color existentes (Swirnoff, 2009).

Tres superficies planas separadas en el espacio se perciben como si fueran dos planos de color superpuestos bajo determinadas circunstancias.

Tres superficies planas separadas en el espacio se perciben como si fueran dos planos de color superpuestos bajo determinadas circunstancias.

Tres superficies planas separadas en el espacio se perciben como si fueran dos planos de color superpuestos bajo determinadas circunstancias.

Tres superficies planas separadas en el espacio se perciben como si fueran dos planos de color superpuestos bajo determinadas circunstancias.

Efecto Liebman. Dos planos de color verde y cian, situados a distinta profundidad, parecen asumir el mismo plano espacial.

Efecto Liebman. Dos planos de color verde y cian, situados a distinta profundidad, parecen asumir el mismo plano espacial.

Coincide, junto con otros autores, en señalar la relevancia de la luminosidad en la percepción de la profundidad de un espacio. Parece ser que en condiciones de poca iluminación los colores más luminosos se “aproximan” al observador, mientras que en condiciones de luz atmosférica, por efecto de la “perspectiva aérea”, los colores más luminosos se “alejan”.

El asesor de color Frank Mahnke, presidente de la Association of Colour Consultant/Designers (AICC) desde 1988, desarrolla una serie de recomendaciones para el diseño de espacios interiores que también inciden en la relevancia de la iluminación para la valoración de las dimensiones de los espacios:

“La iluminación es uno de los factores más importantes en nuestra percepción de amplitud en los espacios interiores. Colores luminosos o pasteles retroceden y aumentan el tamaño aparente de una habitación, al igual que los colores fríos y los patrones geométricos pequeños (…). Tonos oscuros o saturados sobresalen y disminuyen el tamaño aparente de una habitación. En general, podría decirse que los colores cálidos y los patrones geométricos de gran tamaño tienen el mismo efecto (…). Un nivel elevado de iluminación aumenta la sensación de volumen aparente, mientras que una iluminación escasa lo disminuye” (Mahnke, 1996, p.72).

En 1927, el psicólogo C. C. Liebmann, demostró la relevancia del tono en la percepción de la profundidad observando que dos figuras de colores iguales en valor y distintas en tono pueden confundir su relación fondo-figura. De este modo, dos superficies de tonos distintos pero con igual luminosidad, cuando son colocadas a distinta distancia, parecen asumir el mismo plano espacial bajo determinadas condiciones de observación. A este fenómeno se le denomina Efecto Liebmann.

Ittelson y Kilpatrick demostraron que dos puntos de luz de diferente intensidad lumínica colocados a una misma distancia de observación en una habitación oscura se perciben como si fueran dos puntos de luz de igual intensidad colocados a distinta profundidad (Ittelson & KilpatricK, 1952).

La profesora de diseño interior en la University of North Carolina en Greensboro (USA), Mary C. Miller, demuestra experimentalmente que la sensación de profundidad de una habitación puede verse alterada sensiblemente con una combinación adecuada de colores blanco y negro  (Miller, 1997).

Una combinación adecuada de colores blanco y negro permite alterar las dimensiones espaciales de una habitación.

Una combinación adecuada de colores blanco y negro permite alterar las dimensiones espaciales de una habitación.

Niels Luning Prak resume los principios básicos de la percepción de la profundidad basándose en las leyes de la psicología de la Gestalt, reduciéndolos a cinco variables: la diferencia de color, la superposición, el tamaño, el paralaje y el enfoque visual. Debe tenerse en cuenta, por tanto, que la información que obtenemos para la valoración de la profundidad espacial es muy numerosa y redundante, siendo el color un factor más de entre los múltiples que intervienen y consecuentemente, con una capacidad limitada de interacción. Prak describe cómo las montañas se observan con un valor tonal más claro en la lejanía debido al fenómeno de la perspectiva aérea:

“Las montañas se ven lejanas porque son más luminosas de tono; nuestra visión de ellas está influida por la bruma (…). A este factor se le llama perspectiva aérea. La atmósfera absorbe algo de la luz, particularmente cuando hay calima o niebla. Este es el motivo por el que los objetos en el horizonte son habitualmente más brumosos y azulados que los árboles o los edificios cercanos” (Prak, 1977, p.37).

De modo que no sólo el valor del color se ve alterado con la lejanía, sino que su tono se aproxima más hacia el azul. Anders Hard llega a conclusiones similares en sus estudios realizados al observar las hojas de un bosque a distintas distancias..

El arquitecto italiano Piero Bottoni también hace referencia a la perspectiva aérea recuperando el término que introdujera el pintor del renacimiento Leonardo da Vinci, para diferenciar la menor sensación de “masa-volumen-color” de los tonos azules respecto de los rojos. Bottoni es continuador de las ideas de su maestro Le Corbusier, aunque el italiano pone el énfasis en el peso de la forma y el suizo en su volumen. Le Corbusier distingue la capacidad espacial de los tonos correspondientes a bajas longitudes de onda (azules y verdes) de aquellos correspondientes a largas longitudes de onda (rojos, naranjas, marrones). A los primeros les asocia la capacidad de “crear espacio, dar dimensión, generar una atmósfera, distanciar la pared, hacerla imperceptible, eliminar su cualidad de solidez interponiendo cierta atmósfera.” A los segundos les asocia la capacidad de “fijar la pared, afirmar su posición exacta, su dimensión, su presencia” (Le Corbusier & Rüegg, 1997).

Aunque Le Corbusier vincula otras cualidades subjetivas a estas dos gamas de colores, apoya su argumentación mediante ejemplos de su propia arquitectura que él justifica en términos de “Azul-espacio, rojo-fijación del plano”. Es el caso de la propuesta cromática que lleva a cabo en las viviendas de 1925 en Pessac (Francia), donde dispone el color para ampliar la sensación espacial de un patio de manzana rectangular que resultaba excesivamente pequeño:

“(…) Un grupo de unas 20 casas forman un recinto rectangular. Rompemos, pintando de azul las casas A (2=azul, 1=blanco). Esta barrera de casas se deshace hacia el horizonte. Pero para que el remate sea efectivo, fijamos los dos lados laterales del recinto, tanto a derecha como a izquierda; pintamos estas casas tipo B con tierra Siena tostada (oscura). El resultado es conclusivo” (Le Corbusier & Rüegg, 1997).

Quartier Modernes Frugès. Le Corbusier, Pessac (Francia), 1924-1926. Boceto indicando los colores exteriores.  y estudio de policromía exterior.

Quartier Modernes Frugès. Le Corbusier, Pessac (Francia), 1924-1926. Boceto indicando los colores exteriores. y estudio de policromía exterior.

 

El empleo de colores rojos y azules en el interior de un espacio altera la percepción de sus dimensiones según su disposición. El color introduce cierta tensión en la “caja espacial”.

El empleo de colores rojos y azules en el interior de un espacio altera la percepción de sus dimensiones según su disposición. El color introduce cierta tensión en la “caja espacial”.

Junto a dicho patio de manzana, existe una alineación de viviendas que Le Corbusier consideraba que se habían quedado excesivamente próximas y de nuevo consigue alterar su distancia mediante el color. El arquitecto colorea con un mismo tono las fachadas pares y con otro las impares de modo que aunque estén distanciadas entre sí, aquellas de igual tono se perciben unitariamente y diferenciadas de las contiguas: parece que la distancia entre fachadas sea el doble de la que realmente existe. Es como si las unas y las otras fueran independientes y se percibieran por separado. Se evidencia así la naturaleza bipolar de la percepción y la incapacidad de un observador de aprehender simultáneamente dos realidades cromáticas que se presentan como unitarias al observarlas aisladamente y alternativas al contrastarlas entre sí.

En la casa La Roche-Jeanneret (París, 1923-1925), Le Corbusier emplea el color para alterar las dimensiones interiores de los espacios mediante una disposición que manifiesta grandes influencias del neoplasticismo, que se exhibe por primera vez en Francia en la galería de L’ Effort Moderne (París) ese mismo año (1923). Como testigo de esta influencia destaca el hall de acceso, trabajado de modo similar a una Contre-Construction de Theo Van Doesburg, convirtiendo los muros en planos abstractos superpuestos. El color blanco permite ampliar la dimensión espacial del hall:

“Tenemos un Hall. Contiene una escalera y una galería. Es de 5x5m.; muy pequeño. ¿Cómo conseguir hacer de él una sala impresionante y amplia? Con estratagemas arquitectónicas nos ocuparemos de “robar” espacio de cualquier sitio; haciendo que el techo rebase la galería y contenga la estantería de los libros; apartando una modesta escalera hacia el exterior, pero organizándola de modo que la pared de la escalera forme una unidad con la del hall. Esta amplia pared recuperada será pintada en un tono luminoso, blanco; que lo podemos ver bien (…). De este modo, el ojo (…) se dirige a las paredes blancas, este blanco se extiende por todos lados, tan lejos como sea posible” (Le Corbusier & Rüegg, 1997).

Casa La Roche-Jeanneret, Le Corbusier, París, 1923-1925, Hall de acceso

Casa La Roche-Jeanneret, Le Corbusier, París, 1923-1925, Hall de acceso

Casa La Roche-Jeanneret, Le Corbusier, París, 1923-1925, Hall de acceso

Casa La Roche-Jeanneret, Le Corbusier, París, 1923-1925, Hall de acceso

Puede concluirse que, en términos generales, los tonos de bajas longitudes de onda y los poco cromáticos tienden a distanciarse del observador, mientras que los tonos de altas longitudes de onda y los muy cromáticos tienden a aproximarse a él. Respecto al valor del color, en condiciones normales de iluminación, los valores altos de color (luminosos) se perciben más lejanos que aquellos con valores bajos de color (oscuros), mientras que en condiciones de poca iluminación se produce el efecto contrario, a mayor valor de color, mayor sensación de proximidad.

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Hayten, Peter J. El Color En La Arquitectura y Decoración. Ed. LEDA Las Ediciones De Arte. Barcelona, 1960. pp. 111. ISBN: 8470950312.
Ittelson, W. H.; and KilpatricK, F. P.; “ Experiments in Percepcion” en Science American, vol. 185, 1952.  pp. 50-55.
Le Corbusier; and Rüegg, Arthur. Polychromie Architecturale : Le Corbusier Farbenklaviaturen Von 1931 Aund 1950=Le Corbusier’s Color Keyboards from 1931 and 1959=Les Claviers De Couleurs De Le Corbusier De 1931 Et De 1959. Ed. Birkhäuser. Basel, 1997. ISBN: 376435612X.
Mahnke, Frank H. Color, Environment, and Human Response : An Interdisciplinary Understanding of Color and its use as a Beneficial Element in the Design of the Architectural Environment. Ed. Van Nostrand Reinhold; Chapman & Hall distributor. New York; London, 1996. ISBN: 0442019351
Miller, Mary C. Color for Interior Architecture. Ed. John Wiley & Sons. Chichester, 1997. pp. 162. ISBN: 9780471127369; 0471127361.
Prak, Niels L. The Visual Perception of the Built Environment. Ed. Delft University Press. Delft, 1977. pp. 94. ISBN: 9062750044 : fl 24.95.
Swirnoff, Lois. “Color Structure: A Perceptual Techtonic” en . Porter, Tom; and Mikellides, Byron eds., Colour for architecture today. Ed. Taylor & Francis. London,  2009 . pp. 82. ISBN: 9780415438148
Swirnoff, Lois. Dimensional Color. Ed. W. W. Norton. New York ; London, 2003. pp. 160. ISBN: 0393731022

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